miércoles, 5 de octubre de 2011

Esto puede ser un "Hasta la vista".

23252354_large

Te tengo en mi cama. No sé cómo pero ahí te tengo.
Te observo mientras duermes enrredada entre mis sábanas. Tu respiración es mi respiración. Suave, bastante suave.
El tiempo vuela y yo sigo en el mismo sitio, sin moverme. Recorro mi meñique por tu brazo izquiero. Si, se nota que sigues echándote los "potingues", que suave es tu piel.
Tu melena morena esparcida por mi almohada. Ójala se prenda tu olor ahí.
Parece que te despiertas. Te mueves un poco y agarras la sábana fuerte mientras te estiras a la vez. Me miras y con los ojos entre abiertos sonries. Yo también sonrio, "Buenos días princesa".
Ella se acerca y cierro los ojos. No siento nada, no siento sus labios.
Ahora no puedo abrir los ojos. Todo oscuro. ¿Qué ocurre?.
Vale, dime que no. No, por favor.
Ahora sí, puedo abrirlos. Muevo mi mano derecha rebuscando en mi cama y no hay nadie. No te encuentro. Estoy sólo.
"Maldito sueño". Me repito una y otra vez.
1, 2, 3 y 4 noches iguales. Te tengo y no te tengo. Me estoy emparanoyando...

Mis dias empiezan igual y siguen por el mismo camino. Todo empieza a ser monótono.
Estoy harto. Estoy cansado. No tengo ilusión por nada.
La gente me apoya, me pone su mano en mi espalda y da unas palmaditas.
¿En realidad me entienden o es en plan que lo hacen para quedar bien?

Empiezo proponerme cosas nuevas. Cosas que no me habría propuesto ni por asomo por ejemplo hace un mes. La verdad es que no tienen nada de malo, pero sería arriesgado.

Estoy haciendo de esto un mundo. Pero la verdad no es sólo esto. Es un cúmulo de cosas. Ésto ha sido "la gota que ha colmado el vaso".

Como antes he dicho, tengo gente que me apoya. Gente de verdad que lo hace y otra para quedar bien. Óscar e Irene están muy pendiente de mí. Me llaman a todas horas para que salga de mi colchón. Mi hermano lo mismo. Si no salgo, me saca él.

Dos zumos de naranja y seis tortitas encima de la mesa nos esperaban a mi hermano y a mí para desayunar.
- No quiero más Stefan.
- No te vas a mover de la mesa hasta que no te lo acabes.
- ¿Cuándo nos hemos cambiado los papeles? - Me salió una carcajada.
- Tú verás, lo tendrás para comer sino. - Se rió él también.

Estaba decidido. Tenia que contarle a mi hermano lo que me había propuesto estos dias. Lo que me va a hacer cambiar.
- Me voy a vivir con papá.
- ¿Qué?
- Que me voy a vivir con papá.
- ¿A Polonia?, ¿Te vas a Polonia?.
- Sí Stefan. Nuevos aires.
- ¿Y yo dónde quedo?, ¿Y mamá?, ¿Tus amigos?, ¿La universidad?, ¿Tú trabajo?... ¿Mi vuelta en tu coche? ¡Que ya sólo te falta el práctico!.
- Lo terminaré y me voy. - Le dije removiéndole el pelo he intentando que la tristeza no se me viera en el rostro.
- No. Un NO rotundo. Porque te haya pasado ésto no puedes abandonar. Hay más caminos, más vida por delante. Polonia no es un mundo paralelo en el que todo te va a salir de perlas. Lucharé yo por tí también. - Se levantó y me abrazó muy fuerte. - Pero por favor, no te vayas. No me dejes aquí sólo. - Dijo entre sollozos.
- Stefan, tengo que experimentar, ver mundo. Siempre podré volver... - Le dije levantándole la cabeza.
- Quédate conmigo. - Agachó la cabeza y rompió a llorar. Yo le abracé muy fuerte y también lo hice.